martes, 10 de mayo de 2011

Capitulo 26; MOKSHA de Aldous Huxley (fragmento)


      "EL ZORRO SABE MUCHAS COSAS, PERO EL ERIZO SABE UNA SOLA Y MUY IMPORTANTE"
          Esta es una frase críptica. Pero su significado es transparente, en el ámbito de la historia universal: El zorro conoce toda clase de estratagemas, pero el erizo puede enroscarse sobre si mismo en una bola y resistir inexorablemente al zorro. La frase se puede aplicar en muchas disciplinas. En literatura, por ejemplo, hay escritores zorro y escritores erizo. Hay zorros que dominan un área desmesurada y que saben muchisimas cosas. El paradigma es, por supuesto, Shakespeare. Y hay erizos que se concentran en una idea y la desarrollan hasta las últimas consecuencias. En este contexto el paradigma es, por supuesto Dante.
         En el caso que nos ocupa creo que podemos aplicar esta idea a los especialistas y los no especialistas, y aquí me atrevo a decir que soy una especie de zorro de categoria bastante baja en medio de muchos erizos de categoria muy alta, ¿y que estoy haciendo? ¿Qué valor tiene mi presencia en este lugar?.
         Bueno, es obvio que no puedo competir con ninguno de los erizos. Escucho las ponencias que se leen aquí y muchas de ellas me resultan extremadamente interesantes y les saco mucho provecho. Pero confieso que cuando los erizos se internan demasiado en la química, me limito a enroscarme y no sé de que hablan. Sin embargo, intuyo que el zorro, su conocimiento un poco superficial, sobre muchas cosas, con su actividad de gran envergadura y multifacética, es valioso, y puede prestar algún servicio, sobre todo si esta dispuesto a trabajar con los erizos.
         Nos enfrentamos, naturalmente, con el gran problema de la especialización. El otro día estaba leyendo un libro interesantisimo que aparecerá esta primavera, y que analiza la actividad de mi abuelo como reformador educacional. Por encima de sus tareas como biólogo, estaba interesado en los asuntos sociales, que abordaba vehementemente y fue uno de los principales responsables del programa de estudios de la Junta Escolar de Londres cuando la enseñanza empezó a ser gratuita y universal. Y contribuyó  mucho a convertir la Universidad de Londres en una institución auténticamente moderna, con departamentos especializados en todas las materias. Comprendio que hay que especializarse para explorar a fondo el conocimiento científico.
        Pero lo interesante es que veinte años más tarde, dos o tres años antes de morir, estaba muy preocupado por la necesidad de contrarrestar los efectos de la especialización. Quería sacar a los profesores de sus copartimientos estancos y hacerlos confluir en un esfuerzo concertado para mancomunar sus conocimientos especializados y ponerlos al alcance de todos. Y al cabo de casi setenta años, este continua siendo uno de nuestros enormes problemas. Cómo sacar el mayor provecho de ambos mundos: el mundo de la especialización, que es absolutamente necesario, y el mundo de la comunicación general y del interés por los aspectos más vastos de la vida, que tambien es necesario.
       Y creo que es aquí donde el hombre de letras puede hacer un aporte. Puede hacerlo, si resuelve asociarse un poco con los erizos, y si resuelve hacer algo por tender un puente entre la ciencia y el mundo en general. Esta me parece una cuestión de importancia crucial, Ahora parecemos cultivar una actitud realmente esquizofrénica.
       Si yo tuviera el control de la educación, empezaría por enseñarles a los niños, desde la más tierna edad, que la regla fundamental de la moral, la regla de oro, empieza en el nivel subhumano, incluso en el nivel subiológico. Si queréis que la naturaleza os trate bien, deberéis tratarla bien a ella. Si empezáis a destruir la naturaleza, esta os destruira a vosotros, y dicho concepto moral básico es fundamental en el ámbito de nuestros conocimientos presentes sobre ecología y conservación. Lo que sabemos actualmente sobre ecología pone de relieve el hecho de que la naturaleza se halla en condiciones de equilibrio muy delicado, y de que todo lo que tienda a alterar el equilibrio producira consecuencias totalmente inesperadas y a menudo desastrosas.  Vemos entonces que muchas de las más importantes verdades éticas fluyen con la mayor espontaneidad y sencillez de los datos científicos, y pienso vehementemente que este tipo de asociación entre el mundo de la ciencia pura y el mundo de la ética debería forjarse desde la más tierna edad.


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